lunes, 11 de junio de 2012

Cuanto más guapos más extrovertidos

Es muy posible que el grado de extroversión de las personas sea, al menos en parte, consecuencia de la forma en que nos vemos a nosotros mismos en comparación con los demás. En concreto, parece ser que son más extrovertidas aquellas personas que creen tener mayor atractivo físico o que tienen, de hecho, una mayor fortaleza.
Esa es, al menos, la principal conclusión que se desprende de un trabajo realizado por el psicólogo evolutivo Aaron Lukaszewski, de la Universidad de California en Santa Barbara.

Para llegar a esa conclusión pidió a 85 chicos y a 89 chicas que valoraran su atractivo físico en relación con los de las personas de su entorno y edad, y midió la fuerza física de todos ellos. Después, les realizó un test estándar de personalidad, lo que permitió valorar su grado de extroversión. Y, como he indicado al comienzo, de acuerdo con los resultados obtenidos por A. Lukaszewski, existe un nivel relativamente alto de asociación entre el grado de extroversión de las personas y cómo se compara su fuerza y atractivo con la fuerza y el atractivo de los demás.


En el campo de la psicología evolutiva se consideraba que la extroversión, al ser un rasgo del carácter, tendría una importante componente genética. En general, se considera que la contribución genética a ese tipo de rasgos es de un 50%, aproximadamente. Por esa razón, este resultado ha constituido una cierta sorpresa, porque se interpreta que el grado de asociación encontrado entre extroversión, por un lado, y fuerza y percepción del atractivo propio por el otro, indica que la extroversión se ajustaría (o aprendería) en función de la valoración que hacemos de nuestras cualidades, de forma que saquemos el mejor partido posible de ellas. En palabras llanas, es algo así como que los más guapos tienden a ser más locuaces y abiertos porque van a ser mejor recibidos que los demás.

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